Mi niño casi no aprende

Redacción: Por la Línea
Mi niño casi no aprende

Bajo el título Mi niño casi no aprende, este enamorado de su oficio refiere una penosa realidad a la que se enfrenta

Por Bienvenido Segura

Con frecuencia recibo en mi consultorio a niños que presentan dificultad de aprender lo que el cuerpo docente trata de enseñarle en su centro educativo. Generalmente acuden con el objetivo de que yo les indique “una vitamina para el cerebro y la memoria”.

Pero cuando evalúo al paciente, determino que el problema va más allá de lo que cree la familia, porque el cuadro que presenta no se soluciona con aportes extra de multivitamínicos y micronutrientes.

Entonces socializo la situación e indago con profesores y profesoras de mi cercanía, los cuales me explican que de manera rutinaria varios niños, del total de promovidos, necesitan alguna ayuda o algún apoyo, pero que hay casos insalvables por los cuales no se puede hacer nada en el recinto escolar.

A propósito de esta situación, hice una especie de sondeo, que si bien no tiene el rigor científico de una encuesta, sí refleja una realidad espantosa: que de los niños que “pasan de curso”, entre el 23% y el 27% necesita un trato considerado o un “empujoncito” especial de su docente.

La verdad es que los trastornos del aprendizaje son más frecuentes de lo que la gente puede imaginar, con la salvedad de que durante todo el año escolar la mayoría de esos niños, en su cotidianidad educativa, presentan evidencias de sus carencias cognitivas y conductuales, pero no son detectados o diagnosticados oportunamente.

En defensa de los niños

Por esa razón el gobierno a través del Ministerio de Educación debe priorizar la capacitación de psicólogos y orientadores para fortalecer sus conocimientos, habilidades y prácticas en el abordaje a tiempo de los casos de este tipo referidos por el equipo docente.

Los psicólogos, orientadores y docentes que laboran en los centros educativos deben tener una coordinación que les permita dar seguimiento en el día a día al proceso de enseñanza-aprendizaje de los escolares.

Estos profesionales de la conducta deben enfocarse en la evaluación de los niños que presentan dificultades para aprender a leer, escribir y manifiestan además, deficiencias en el área de las matemáticas.

Así podrán diagnosticar los trastornos del aprendizaje específicos como la disfasia, dislexia, disortografía, discalculia; los trastornos de la percepción visual, de la memoria, motricidad, descodificación de la información y funciones ejecutivas. También detectarán los trastornos no específicos del aprendizaje como son la deficiencia intelectual, déficit de atención e hiperactividad y el espectro autista, entre otros.

En cada aula de República Dominicana hay entre 4 y 7 niños con algún trastorno del aprendizaje y el Estado debe asumir su responsabilidad y garantizar la buena y correcta formación de esos infantes, porque en realidad, el famoso 4% del PIB ha servido para todo, menos para invertirlo en lo que se ha debido invertir, en una educación de calidad.

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