Por Néstor Estévez
Hasta hace muy poco tiempo, para el común de la gente, decir vacuna era referirse única y exclusivamente a esa lograda en tiempo record para combatir a Covid-19.
De repente, el tema pasó de moda y los centros de vacunación comenzaron a perder todo sentido. Pues las filas de hace algunas semanas, como por arte de magia, se multiplicaron por cero. Pero algo en lo que no mucha gente reparó es en la “coincidencia” entre ese cambio y la desaparición del tema Covid-19 de los medios de difusión masiva.
A decir de algunos estudiosos, nos ha tocado vivir en una etapa en la que unos pocos gestionan para que las grandes mayorías nos desviemos de lo esencial; incluso, hasta nos entretienen con lo virtual, que ahora ha pasado a confundirse con lo real. El resto es sencillo descubrirlo. Mientras muchos nos entretenemos con lo virtual, ¿quién se encarga de lo real y de sacarle provecho?
Si queremos encontrar algún ejemplo, no hay que ser “científico de la NASA”, ni siquiera hace falta buscar mucho ni tener gran capacidad de memoria. Si bien es cierto que Covid-19 todavía no ha sido superada como pandemia, no menos cierto es que podemos ir cayendo en la cuenta de algunos resultados.
No estoy “viendo el vaso medio vacío”. De hecho, entre las consecuencias positivas está esa capacidad de usar ciertos adelantos tecnológicos que nos facilitan múltiples actividades. También podríamos citar muchísimos emprendimientos, como confirmación de que “la necesidad es madre de la ciencia”.
Y, por supuesto, también encontraremos que unos pocos le sacan enorme provecho a esa idea de mucha gente que asume y consume la tecnología como si fuera un fin en sí misma, contrario a entender que se trata de un medio para lograr ciertos fines.
Y si seguimos buscando, encontraremos que el patrimonio de las 20 mayores fortunas del mundo creció 30% en 2021, mientras el resto de la población trata de dejar atrás los efectos de una crisis que tiene como rostro a Covid-19.
Así hemos ido superando, en cierta medida (en algunos lugares se habla de volver a confinamiento), a un “cuco” que, entre otras muchas características, ha servido para infundir gran miedo en la gente. Y como habremos escuchado por ahí, nada mejor que el miedo para tener a alguien dominado. Esa fórmula funciona para la relación entre dos personas y también para ciertos propósitos con grandes conglomerados humanos.
Cuando un “cuco” va dejando de funcionar bien, para que el miedo siga ayudando, hace falta buscar otro. Es así como los intereses hegemónicos mundiales arman una nueva fuente de miedo. Solo que esta vez, se trata de un miedo mezclado con esa desviación de lo esencial a que hemos aludido antes.
Es así como la guerra, que en condiciones normales debiera infundir enorme pavor, suele ser asumida muy a la ligera y hasta como si se tratara de un partido del deporte favorito de mucha gente. Es así como, a quien no le infunde miedo, por lo menos termina desviándolo de lo esencial.
Tenemos dos rostros visibles. Un actor que había asumido el papel de presidente en una serie famosa en esa parte del mundo, y luego encuentra sentido de oportunidad para asumir la función en la vida real. De otro lado, un exagente de inteligencia aprovecha una muy particular coyuntura para heredar unos liderazgos que habían ido cayendo en graves dificultades, lo que termina dándole cierta imagen redentora.
Eso abre ocasión para que, en un mundo en donde cada vez se hace más difícil que mucha gente logre diferenciar lo virtual de lo real, en base a relato y extraordinario uso de estrategias de comunicación, con excelente manejo de percepciones, aunque cueste muchas vidas inocentes y hasta ciertos daños a una que otra figura de renombre, se trabaje en la recomposición de los negocios de quienes tienen “la sartén por el mango”.
Luego de la Primera Guerra Mundial, una teoría de comunicación logró gran auge. Se le conoció como “la aguja hipodérmica”. A la luz de ese enfoque, los mensajes de los medios masivos de comunicación penetran directamente en la mente de las personas, como si fuera una aguja que ingresa al torrente sanguíneo.
En esta etapa, como cualquiera dice cualquier cosa y mucha gente le cree, los grandes medios tienen una valiosísima ayuda para inocular los mensajes que elaboran quienes “pescan en río revuelto”, aprovechando que la inmensa mayoría está desviada de lo esencial.
¿Te dejaste vacunar? ¿Cuál de las vacunas enajenantes te han aplicado?