Santo Domingo. Cada 21 de enero, miles de fieles en toda la República Dominicana celebran el Día de la Virgen de la Altagracia, considerada la madre protectora del pueblo dominicano.
Esta festividad religiosa es una de las más importantes del país y está marcada por actos litúrgicos, peregrinaciones y muestras de fe en honor a la patrona nacional.
La Basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia, se convierte en el epicentro de las celebraciones. Desde días previos, miles de devotos llegan en peregrinación para rendir homenaje a la Virgen, llevando ofrendas, rezando y participando en las misas solemnes oficiadas por la Iglesia Católica.
Historia y devoción
La devoción a la Virgen de la Altagracia tiene raíces profundas en la historia dominicana. Según la tradición, su imagen llegó al país en el siglo XVI y desde entonces ha sido un símbolo de protección y guía espiritual para el pueblo. En 1979, el papa Juan Pablo II coronó oficialmente la imagen durante su visita al país, consolidando su relevancia como símbolo religioso y cultural.
Además de las actividades en Higüey, comunidades en todo el territorio dominicano organizaron procesiones, altares y actos de devoción en honor a la Virgen. En Santo Domingo, la Catedral Primada de América ofrece una misa especial, mientras que en otros pueblos se realizaron vigilias y eventos culturales que mezclan la fe católica con tradiciones locales.
El Día de la Virgen de la Altagracia no solo es una oportunidad para renovar la fe, sino también para celebrar la identidad cultural dominicana.
Este día, declarado feriado nacional, une a los dominicanos en un espíritu de gratitud y esperanza, fortaleciendo los lazos de fe y hermandad que caracterizan al país.