Santo Domingo.- Desde que se anuncia la posible llegada a territorio dominicano de un huracán, la angustia y la incertidumbre se apodera de la población y no es para menos. República Dominicana ha sido víctima en reiteradas ocasiones de los efectos devastadores que ocasiona huracanes de esta índole.
Todavía permanecen en la memoria de muchos dominicanos los recuerdos de los daños ocasionados por el huracán San Zenón el 3 de septiembre de 1930.
Siendo categoría dos, San Zenón ocasionó la muerte a más de 2,000 personas. En adición, dejó millares de heridos, destruyó gran parte de las viviendas y provocó daños a la agricultura.
De acuerdo a registros de periódicos de la época, el huracán rozó tierra dominicana a la altura del cabo Caucedo, donde está ahora el aeropuerto Las Américas y penetró a tierra a la altura de Villa Duarte, entró a Santo Domingo en dirección noroeste y cruzó toda la isla hasta salir por Cabo Haitiano, en Haití.
Otro fenómeno atmosférico que causó grandes estragos fue el huracán David, el 31 de agosto de 1979.
Con categoría 5, ocasionó más de 2 mil muertos e impactó de manera severa toda la ciudad, destruyendo en más de un 70 por ciento el sistema eléctrico. Según los registros, alrededor de 200 mil personas quedaron sin viviendas.
No estaba totalmente recuperado el país, cuando el 22 de septiembre de 1998, los dominicanos recibieron el impacto del Huracán Georges.
Este fenómeno atmosférico penetró por la parte este de la isla. Al igual que los anteriores citados, causó cientos de muertes, más de 200,000 damnificados, dañó unos 112 puentes en todo el territorio nacional e hizo colapsar alrededor de 1,435 centros educativos.
La zona más afectada fue la región Este, en especial, La Romana, San Pedro, El Seibo, La Altagracia y Hato Mayor.