Por Diego Sosa
Crear una pareja permanente conlleva un gran trabajo. Al inicio son dos personas que emocionalmente se involucran. Ser pareja va más allá.
Si le dejamos la elección solo a lo emocional, podemos arrancar con un mal pie. Si se lo dejamos a lo racional, posiblemente no arranquemos con ningún pie. Compleja situación, porque no es ni lo uno, ni lo otro, sino ambos.
Es que lo emocional es el inicio y lo más importante. Luego, seguiremos con lo racional. Nos enamoramos y de ahí construimos en los sentidos necesarios. Pero, cuidado, en terreno fértil se puede obtener una buena cosecha.
El toque mágico llega a nosotros, es hora de comenzar la evaluación racional. Conocer a la potencial pareja lleva mucha astucia. En el inicio, cada quien solamente muestra lo que piensa que la otra parte quiere ver para elegir.
¿Debemos hacer un cuestionario? Pienso que sí, y hasta poner a firmar las respuestas como un acuerdo de convivencia. Quizá la primera pregunta es: ¿Dejas la toalla encima de la cama al salir del baño? Siempre dirán que no… si lo firma ya es un acuerdo prepareja.
Paso a una de las partes más importantes, la que en el futuro cercano les hará decidir la permanencia o la que en el mediano plazo puede pasar a ser el gran dolor de cabeza… la financiera.
En cuestión de dinero necesitamos ser compatibles. Gastadores, despreocupados y precavidos dan una variedad interesante de parejas posibles. Algunas se llevarán bien por siempre; otras, por un tiempo; y habrá las que solo tendrán problemas emocionales.
Ejemplos: Si él gasta mucho, desde que tengan responsabilidades conjuntas comenzarán los problemas. Si ella gasta mucho y él es precavido, al pasar el tiempo la pasión será opacada por la razón y el inicio de los inconvenientes emocionales no se hará esperar.
Cuando los dos son iguales: Gastadores cavarán un agujero, despreocupados vivirán en el sobresalto y los precavidos construirán un gran futuro.
¿Te quieres analizar y definir tu tipo de pareja conveniente?