El caso de “El Diablón”, señalado como cabecilla de la banda juvenil Bloque Z, ha encendido todas las alarmas.
Santo Domingo.- En las angostas calles de Villa Faro, Santo Domingo Este, crece una preocupación que desborda el silencio. La participación de menores en actividades delictivas ha alcanzado niveles alarmantes. La situación tiene en jaque la tranquilidad de esta populosa comunidad de más de 123,000 habitantes.
El caso de Ángel, un niño de 13 años apodado “El Diablón” y señalado como cabecilla de la banda juvenil Bloque Z, ha encendido todas las alarmas. Imágenes en redes sociales lo muestran empuñando armas junto a otros adolescentes. La situación ocurre ante el abandono estatal y la falta de oportunidades que afecta al sector.
Su madre, Sheily, visiblemente desesperada, declaró en el programa Nuria, investigación periodística que ha entregado a su hijo en múltiples ocasiones a las autoridades. Explica que siempre ha sido liberado por ser menor de edad. Cuenta que recientemente fue detenido nuevamente junto a otro joven.
La de El Diablón es solo una
La comunidad denuncia que al menos 14 bandas juveniles y 11 puntos de drogas operan en apenas 15 calles del sector. Mientras tanto, los espacios públicos están en ruinas, los parques son puntos de consumo y fundición de materiales robados, y la oferta educativa es insuficiente: cada año entre 2,000 y 3,000 estudiantes quedan fuera del sistema por falta de cupo.
Las pocas iniciativas culturales y deportivas sobreviven gracias al esfuerzo de vecinos comprometidos. “Aquí los niños crecen sin opciones, sin modelos positivos. Hasta los medallistas panamericanos son ignorados por las autoridades”, lamentó un líder comunitario.
Las madres del sector, líderes barriales y vecinos en general coinciden en una demanda urgente: un plan integral que combine educación, arte, cultura, deporte y seguridad. “No se trata solo de detener a los niños, sino de evitar que lleguen a ese punto”, resume una madre con voz entrecortada.
