La población dominicana residente en la ciudad de Nueva York se redujo un 13 % en 2024, según un estudio del Centro de Estudios Latinoamericanos, Caribeños y Latinos del Centro de Posgrado de la Universidad de Nueva York (CUNY).
El informe, citado por Univisión 41, detalla que en 2021 vivían 761,333 dominicanos en la ciudad, mientras que en 2024 la cifra cayó a 663,169. No se trata, sin embargo, de una disminución en la llegada de nuevos inmigrantes, sino del éxodo hacia otros estados o ciudades de Estados Unidos.
“El flujo migratorio desde República Dominicana se mantuvo estable, con más de 10,000 personas por año entre 2011 y 2023. Pero el número de quienes abandonaron el estado de Nueva York superó con creces esa cifra”, explica el estudio, que calcula un promedio de 41,000 salidas anuales entre 2021 y 2023.
El profesor Laird W. Bergad, autor del informe, señaló que en ese periodo alrededor de 100,000 dominicanos dejaron la ciudad y 123,875 se marcharon del estado de Nueva York. “Esa emigración superó la inmigración procedente de la República Dominicana, lo que explica la disminución general de la población”, apuntó.
Motivos del éxodo
El estudio no identifica un destino principal para quienes abandonaron la Gran Manzana, aunque sugiere que el alto costo de vida figura entre las razones más probables.
La investigación revela, además, que los dominicanos tienen el ingreso medio por hogar más bajo entre los cinco principales grupos hispanos de la ciudad: $64,000 al año, frente a $90,000 de los colombianos, $88,000 de los ecuatorianos, $85,000 de los mexicanos y $69,000 de los puertorriqueños.
Esta brecha económica, unida a los altos precios de la vivienda y otros gastos urbanos, podría estar impulsando a muchos dominicanos a buscar mejores condiciones en otros estados, donde el costo de vida resulta más asequible.
Contexto migratorio
La comunidad dominicana es históricamente una de las más numerosas en Nueva York, con fuerte presencia en barrios como Washington Heights, el Bronx y Queens. Sin embargo, el reciente descenso poblacional refleja una reconfiguración de los asentamientos latinos en Estados Unidos, donde cada vez más familias optan por mudarse a ciudades del sur y del noreste, atraídas por mayores oportunidades laborales y precios más bajos.

