Por Yris Neida Cuevas***
¿Quién pone los muertos? ¿Podrán los presidentes de ambos países ser procesados por crímenes de guerra? ¿Quién domina la narrativa?
La cifra de muertes, tanto de civiles como de militares, a causa del conflicto Rusia Ucrania es imprecisa. Las muertes reportadas de civiles, según el último reporte de la Organización de las Naciones Unidas ONU, es de 1.480 civiles muertos en Ucrania y más de 120 eran niños, dice el organismo (del 24 de febrero al 4 de abril).
Mientras, fuentes oficiales rusas han publicado los nombres de al menos 1.083 soldados fallecidos, cita una publicación de la BBC. “De los 1.083 muertos identificados, 217 son oficiales, desde tenientes subalternos hasta generales. Constituyen el 20% de todo el personal militar en la lista de bajas confirmadas del ejército ruso” informa ese medio de comunicación.
No obstante, Ucrania habla de unas 18.300 bajas de soldados rusos. Mientras, las estimaciones de la OTAN, hasta el 24 de marzo, entre 7 mil y 15 mil soldados rusos habrían muerto en cuatro semanas de combates en Ucrania.
Sin embargo, es difícil conseguir la cifra de soldados ucranianos fallecidos en esta guerra, ya que Ucrania informa más de las pérdidas de la fuerza militar rusa, en cuanto sus soldados dan poca información y se limitan a denunciar sobre las muertes de civiles a manos del ejército ruso.
De un lado y otro las informaciones serán ofrecidas acorde a los intereses de las partes y frente a un conflicto que inició como una guerra “hibrida” y finalmente se materializó. Desde entonces ha constituido una narrativa de diferentes aristas.
Por un lado, el discurso del Kremlin ha justificado la invasión a Ucrania mediante un relato en el que Vladimir Putin apeló a tocar fibras sensibles de la sociedad rusa y su legado histórico y alegó la necesidad de “desmilitarizarla y desnazificarla”. Así, lo que era una simple operación especial militar ha pasado a causar una de las peores masacres de las últimas décadas.
“Hemos decidido llevar a cabo una operación para proteger a las personas que han sido sometidas al genocidio de Kiev, durante ocho años”, fue el discurso de Putin previo a la invasión.

Pero finalmente, una de las principales razones del gobierno ruso es presionar para que Occidente garantice que Ucrania no se una a la OTAN, por entender que implica una “amenaza” para su seguridad.
Mientras que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski también ha utilizado una narrativa dirigida a mover la sensibilidad de la comunidad internacional a proveer ayuda para combatir al enemigo invasor, y en cierto modo, en su rol de víctima ha logrado que gran parte del mundo se sume a su causa.
“Muchos han indicado que el discurso oficial ucraniano, el manejo de la información y de las redes, así como las circunstancias, han catapultado la imagen del presidente ucraniano al nivel de un héroe nacional, respetado en Occidente”, cita el programa El Debate, de France 24.
Zelenski, el “payaso que se convirtió en líder, hoy día que tantos líderes se han convertido en payasos”, ha dicho un analista, al referirse al personaje que de comediante pasó a ser presidente y que sorprendió al mundo, al enfrentar y resistir por más de un mes la aparente fortaleza rusa.
Pero, ¿quién pone los muertos? ¿Podrán los presidentes de ambos países ser procesados por crímenes de guerra? ¿Quién domina la narrativa?
Para quienes estamos de este lado del mundo y en ocasiones afines a los intereses de Occidente, poder sacar conclusión en un mundo tan polarizado es difícil, ante la influencia de la tecnología fruto de la Guerra Fría, reforzada hoy con el creciente fenómeno de las redes sociales y el surgimiento de la posteridad que minimiza cualquier intento de objetividad.
Lo cierto es que hay miles de muertos y millones de euros en una estructura destruida, ¿quien paga?
En la segunda parte de este artículo analizaremos la responsabilidad frente al Derecho Internacional.
***La autora es periodista, Magíster en diplomacia y Derecho Internacional, y Especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.